Derretida la mirada
Derretida la mirada,
Casi hecho agua el pensamiento,
Hay un rumor de río y viento,
Que late en el fondo de tus pupilas.
Rompiéndose como corteza herida,
Sangrando resina está la tarde,
El cielo late quieto y manso
augura un principio casi ilusorio.
El horizonte es una flecha sin arco
Que se clava fuerte en un recuerdo perdido,
Quizás eso te mantiene distraido,
O el vago aroma de los cardos,
Solo se que sin embargo,
Hay un sol en tu ojos que no se oculta,
Y cautelosa se eterniza la duda
de la llama de la vela encendida,
Humo y aliento, tu mirada y la mía,
Y una única presencia entre nosotros:
la piel del tiempo, la melancolía,
derretida de nostalgia, la mirada tuya.
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