El pianista
Tomados de la manos,
navegando los pentagramas
del chamuyo jazzero,
están,
esos que buscan un norte.
La improvisacion del que teclea
se funde en una sonrisa embriagada.
A lo mejor, es un daltónismo sentimental
A lo mejor, cada lectura los tiñe de un color distinto.
Ellos escuchan jazz, pero quién los escucha a ellos.
Inútil es afinar un momento,
la semantica del sonido se vuelve estúpida cuando dos pares de ojos se miran en la oscuridad.
Es que el silencio apaga cualquier vibraciòn, peleó pícara mirando su barba.
De un mínimo a un máximo hay matices que se pelean, dijo él.
El umbral es una saturación…humana.
Un limite asintótico;
el de los labios que se buscan
meneándose por los bordes...
Es un universo de sensaciones tan dificil de explicar, pero tan simple al tacto de la piel.
Los opuestos tartamudos –y achinó la mirada- terminan dejándose llevar por una nada alterna –y la beso-, es una cuestión de sonido.
navegando los pentagramas
del chamuyo jazzero,
están,
esos que buscan un norte.
La improvisacion del que teclea
se funde en una sonrisa embriagada.
A lo mejor, es un daltónismo sentimental
A lo mejor, cada lectura los tiñe de un color distinto.
Ellos escuchan jazz, pero quién los escucha a ellos.
Inútil es afinar un momento,
la semantica del sonido se vuelve estúpida cuando dos pares de ojos se miran en la oscuridad.
Es que el silencio apaga cualquier vibraciòn, peleó pícara mirando su barba.
De un mínimo a un máximo hay matices que se pelean, dijo él.
El umbral es una saturación…humana.
Un limite asintótico;
el de los labios que se buscan
meneándose por los bordes...
Es un universo de sensaciones tan dificil de explicar, pero tan simple al tacto de la piel.
Los opuestos tartamudos –y achinó la mirada- terminan dejándose llevar por una nada alterna –y la beso-, es una cuestión de sonido.
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