la presentación

Era una sorpresa,
me lo avisaba un colorado;
y yo entraba al salón ridículamente cargada
con bolsas de lechuga y tomate
llenas, cada verdura por separado,
las dejaba en el suelo y comenzaba a saludar
uno por uno con un beso
el maquillaje de las mujeres se me pegoteaba
en la cara, me raspaba la barba de los hombres,
tu padre, tu abuelo y creo, tu tío.
No sabía donde terminaba
la ronda de saludos cordiales;
esa prueba de educación infinita.
Y cuando me colgué de tu espalda
cansada, tu panza se desinfló
fue un abrazo sincero, vos me diste
un beso en el cachete, dijiste que lo habías planeado
hace tiempo y te sentías tan orgulloso de mí.
A mí me pesaban las miradas
nunca me creí capaz,
ahora ya soy parte
es una gran sorpresa.




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