Un bailarín



Nando, que trabaja en el puerto
y estudia letras, y no encuentra
 el tiempo para estudiar pero baila.
Nando, que baila tango
como escribiendo,
que gira como bailando un poema,
al girar y envolverme
como siendo la pausa.
Y es Nando, el ojo derecho cortado en chanfle
como pirata, que baila pegado y húmedo
como la brisa a la madera
porque suda como si doliera
muy adentro el tango.

Cuando bailamos, Nando, se oye el rio
sucio baila el amor 
y tu mano 
acaricia la orilla de mi dedo,
hay encuentro en el pivot.
Y cuando escribís con la marca
un poema, que sabe sonar 
como tango en tu ceja,  
baja la pierna y traba el gancho
Vos que estudiás letras
y pausas el paso, 
quién sabe, compañero
si esto
que construímos juntos
que fue giro agachado
que gastamos en la suela
volverá escribirse.
Por si no hay otra milonga,
Nando,
bailemos para siempre
acá.  

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