Amor de mariposas

Aletea entre los dos un pacto:
somos la mariposa, somos polvo.
En verdad, bichos
que murmuramos,
que saltimbaquiamos
en el otro y la mano nos busca
y algo tiembla:
sos la antena, el cuerpo, la conexión,
me decís y no te creo.
Soy un bicho y vos,
tan hermoso, con lo sabio
del insecto bueno
(la vaquita de San Antonio, el grillo, el bicho bolita
y la lombríz de tierra), me batís
qué muere esta noche.
Más luego, nos damos besos enlavardos,
y putiamos
porque la rama ya nos unió.

Sherlockiando

Rastreo con mi asfalto un color,
la mirada hecha témpera,
dentro de esta ciudad sé que late alguien en verde petróleo
o un púrpura quimérico.  El que huelo tiene un matiz
que me es familiar, mi imaginación lo palpa lugareño:
alguien que sabe de abrazar y mesclar pieles.
Mientras, camino con ritmo de rinoceronte
a paso denso, olfateando más,
me sumerjo en la baldosas blandas y hago la vertical
en las duras, siempre en busca de ese alguien
del color que suena a ayer y emana
el aroma de la vuelta de la esquina. 


Lección de mate

Cebo con los ojos hundidos en vos.
Mi mente hoy es un huracán
y el mate quema.
ya aprendí a domesticar mi “te extraño”
y la lengua cuando la bombilla escupe lava.
Vos sabés que lo mejor es cerrar esto
y cambiar el agua cuando la yerba se lava.


Jugando

Che, loco,
yo te digo un palabra
y vos me decís otra
la relación se la lleva el viento, re lejos
la miramos rodar acunada por los médanos
estamos en la playa desde el alba
y ahora miramos nuestras palabras
abrazadas y tan cerca que las desconocemos.
“La crónica es el arte de tejer historias cortas”,
por ejemplo, el mar pronunciando nuestras palabras
esta tarde que barrenó nuestra voz.


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