tirados
Che, loquito
cuando despierto acá,
a lado tuyo, la vida
me es menos ambigua.
Mirala, ¡es como si parpadeara!
estamos en la playa hace tanto
en silencio, mirando nuestro silencio,
tan de cerca
que lo desconocemos. Y está bien.
Ahora todo tu cuerpo busca
la mejor posición para quedarse dormido
tu pelo a un lado de la campera,
hecha almohada. Mi codo hundido
en el medio y en la otra punta, el vacío.
Te miro como a un dios:
en tu cara hay una ruta.
A ambos lados de tus ojos,
charquitos llenos de historia.
Y tu boca, vacía,
asumiendo
un riesgo casi heroico,
o las fortuitas consecuencias.
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