La distancia / Damián Ríos




Recibo noticias de un amigo.
Me dicen que está bien,
ha dejado su lugar
de nacimiento
y me pregunto
si eso es posible.
¿O no es verdad
que uno es un lugar
arrastrándose
por todas partes, dejando
su rastro de baba por ahí,
comparándose con calles, casas?
Pasaron veinte años
y tendría que haber dos,
tres ideas que representen algo.

Oscurece más temprano, refresca
y yo observando
en tercera persona
cada noche
la persiana rota
de un departamento en un piso catorce.
Están los que se duermen mirando canales de noticias.

Se firman tratados todo el tiempo.
Programan suplementos culturales
y hay ayudantes de cátedra
que proveen el soporte teórico
pero eso no impide volver
a hablar de un perro
cualquiera, uno negro
un perro perro moviendo la cola
Esto es un recuerdo: llueve
sin adjetivos sobre una calle de tierra
y cuesta reconstruir
algunos detalles, más fácil es inventarlos.
Lo demás se puede resolver
con buena respiración
porque una cosa es vivir
del aire y otra aprender a respirar
o inventar detalles verdaderos
para inviernos falsos.
No se trata de apagar todos los ruidos.
Se trata de darles la razón a los que dicen
que hay que salir a la calle
con monedas de veinticinco y buscar
un teléfono público
para decir encontré ropa triste en un cajón.

¿Oís esa música que me roza?

Damián Ríos (n. 1969)
Publicó La pasión del novelista (2001), De costado (2002), El perro del poema (2004) y Como un zumbido (2009)



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