Penetrar la cosa, / la duda actante más turgente, / su materia sincera.
Rompería la trama del silencio con más mutismo.
Inundaciones de liquido encefálico.
Ahuyentando el tiempo interno del segundo,
ocres en fundición,
ya está adentro, late.
Ir más adentro del material, / agarrotado hasta la grasa / donde el plástico se vuelve a unir en sus bordes.
Abrimos los ojos por primera vez, olfateamos la piel
como animales en celo.
Los hilos abriéndose en hebras, en palabras,
cuando ya no hay más que decir.
Ir ahí, al silencio abismal.
En el roce está la llave / que pasa limpia y trepa el óxido,
en los ojos el pudor,
manoseando el no sé ajeno.
Qué tanto resiste un cráneo al goteo hueco del deseo.
Te exhorto:
desbordá el líquido y no más, por favor,
ya tomé bastante.
Ahora, embriagada, tendida en la alfombra de besos rancios,
ese lugar que nos fía la noche.
Percibiste calma quebrándose y esa flaqueza me descarnó.
Adentro yira roja, todavía encendida.
Rompería la trama del silencio con más mutismo.
Inundaciones de liquido encefálico.
Ahuyentando el tiempo interno del segundo,
ocres en fundición,
ya está adentro, late.
Ir más adentro del material, / agarrotado hasta la grasa / donde el plástico se vuelve a unir en sus bordes.
Abrimos los ojos por primera vez, olfateamos la piel
como animales en celo.
Los hilos abriéndose en hebras, en palabras,
cuando ya no hay más que decir.
Ir ahí, al silencio abismal.
En el roce está la llave / que pasa limpia y trepa el óxido,
en los ojos el pudor,
manoseando el no sé ajeno.
Qué tanto resiste un cráneo al goteo hueco del deseo.
Te exhorto:
desbordá el líquido y no más, por favor,
ya tomé bastante.
Ahora, embriagada, tendida en la alfombra de besos rancios,
ese lugar que nos fía la noche.
Percibiste calma quebrándose y esa flaqueza me descarnó.
Adentro yira roja, todavía encendida.
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