lección
Así funcionaba nuestra cofradía.
Era cuestión de habitar la marca. Para que entre aire, hacer tajo en chanfle. Era cuestión de emprolijarse los bordes. Los bordes y las marca exigen silencio.
Un día, fumábamos en la galería y dijiste ´basta´. El sol te palmeó la espalda. Y te alejaste con el torso desnudo, lleno de ansias.
Pasaron carnavales, inviernos y epidemias. Hoy volviste.
Y como respondiendo al tiempo, largás: 'pasa que la compañía se vuelve irrenunciable.'
Fumamos en la galería por horas, en silencio, sin mirarnos, otra vez.
Te miro apagar la colilla y pienso 'quizá nunca hubo una cuestión, quizá cambiamos y ya'.
El timbre ya no trae a las mismas personas al umbral. Los perros de todos están muertos.
La lección está dada: el otro se tantea despacio a ojo y lengua.
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