¡Felíz día poetas!

Solos, vertiginosa condición...
Solos, vertiginosa condición
de solos, salida cerrada
que no se comprende, que no consigo
mudo, a redobles de sangre,
comprender.

El deseo, el amor
que hubiste por las cosas, humo
disolvente de todo el pasado,
de todo este hoy
que ya fue y que será
y que ahora es aire.

Porque quién puede, quién acierta
acaso
a descifrar la vida,
este cuerpo de imágenes
que a diario mueren
desde tus ojos,
al hombre detenido
y su cigarro acabándose,
tanta pasmosa sucesión
de carne y espíritu
en su decadencia.

Ahora estás cerca, hermano,
y todo pasa
o queda; uno tras otro
quedan, por buscarse,
hombres y días
abrazados a su ceniza eterna:

como vos, como yo, precisamente
solos de conciencia.

En: Solos de conciencia
Javier Adúriz, 1948-2011

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