"Acostumbrarse a vivir sin saber cuando"
Cuando yo me apasiono o me enamoro de una mujer soy esclavo de la espera. Creo en ese momento que la felicidad sería el encuentro, después me doy cuenta que el alivio o la ausencia del dolor proviene de la desaparición de la imagen, no del encuentro. La mujer me encierra en mi mismo, en mi propia cárcel – eso me aterra. Lo intempestivo desaparece y la quietud se impone como algo estancado. Quedar detenido en el tiempo esperando, sabiendo que el próximo llamado va a producir nuevas inmovilidades. Todo permanece inmóvil, quieto – y los argumentos se repiten como fotos estáticas-.
Pero si encuentro una mujer y no me enamoro, cada encuentro puede tener el mérito de lo maravilloso, del descubrimiento. El abismo del vértigo del no saber cuándo el próximo encuentro. Y que si no lo espero siempre llega, y entonces soy feliz...
Acostumbrarse a vivir sin saber cuando. Esa es la clave. Acostumbrarse a vivir sin esperar nada, ni la muerte... si fuera posible.
Eduardo "Tato" Pavlovsky
Pero si encuentro una mujer y no me enamoro, cada encuentro puede tener el mérito de lo maravilloso, del descubrimiento. El abismo del vértigo del no saber cuándo el próximo encuentro. Y que si no lo espero siempre llega, y entonces soy feliz...
Acostumbrarse a vivir sin saber cuando. Esa es la clave. Acostumbrarse a vivir sin esperar nada, ni la muerte... si fuera posible.
Eduardo "Tato" Pavlovsky
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