El sueño de la ciudad



La ciudad se levanto...
Antonio Birabent
(El sueño de la ciudad, de Demoliciones)


La ciudad hoy se despierta con los ojos pegados, llenos de lagañas que son sus calles.
Tiene sueño todavía, hay esquinas intentando desperezarse.
Sus hombres y mujeres tiene cara de haber soñado mucho. El aire matinal huele a sabana usadas.
Hay charcos que bostezan en las macetas llenas de geranios.
Los baldasos en las veredas, una escoba que le hace cosquillas al cordón,
nada despierta a mi ciudad, que balbucea dormida, con una mirada entre abierta.

La ciudad, rústica y sincera, está en el sueño de sus habitantes.
Ellos la sueñan en secreto, lo esconde en silencio, la piensan dormidos.
Esta noche un niño soñó que la ciudad era otra. Una más joven, sin arrugas, 
con calles que todavía nadie caminó. Los semáforos del sueño, tienen luces de todos colores
porque el tránsito mutó, es otro orden el de todas las cosas.

La ciudad se entristeció, percibió en los ojos del niño el sueño. Tuvo miedo que ese, sea el de todos
sus habitantes. Insegura, se chamuscó, su empedrado se humedeció de lágrimas. Y un par de arboles consoladores bailaron para alegrarla, pero se dieron por vencidos.

La tibieza de un rayo de sol, la caricia de los caminantes;
 y esas frutas maduras, que el verdulero sobre la vereda posó.
Hay un anciano en la esquina, juega a no pisar las rayas.
Las bicis airosas cargan correspondencias tan necesarias.
Un jilguero entonó el tango que silban los mozos de todos bares.
Todas, demostraciones de amor y mi ciudad despacio se da cuenta.
Mimos urbanos, sonrisas camufladas, mi ciudad se sonroja y tiembla..

La mañana es pura melancolía, huellas nocturnas, la idea de un fin.
Crece el sol y al mediodía, todo se vuelve más dulce y claro.
Yo, ellos y los otros, todos amantes anónimos,  despertamos antes que ella. 
Somos suyos, aunque dude, somos de la ciudad soñolienta.



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