Ñata

mi mano arrugada sobre la tuya
correspondencia entre nosotras
hay silencio   no me convidan mate por chiquita
callan noticias tristes
hay mucha amargura ahí   en el fondo de los ojos
no en los tuyos  que son de agua tibia
tenés un lunar en la mirada que se multiplica en mi piel
las manchas de humedad y los bichos
se meten por los surcos entre nosotras  la hoja se rompe
por la fuerza del encuentro    emanás paz
la cruz te cuelga como escudo
predicando un final             conversamos entre mates siempre iguales
por años  noventa y pico de años  mi cabeza en tu cuerpo casi muerto
todavía palpitante de historias
y a vos te visitaron ángeles.

Las lineas ahora como disparos, el perro que te volcó
la hoja se curva  oculta tu cadera rota
pulverizados todos
nadie vio la violencia  solo las macetas sin malvones
con las rodillas en los cerámicos helados  beso tu mano
la estiro para verte la venas y oler tu sangre.
Ellas dicen que no caminás    pero hay tierra en tus muslos  los masajeo
en silencio  busco en tus manos los bastones.

Vos la viste una noche cuando enferma    ahora no te acordás
tu cuarto partido en dos por un mueble alto de madera de pino
al otro lado tu nieto y su hijo  dormidos   y vos pedíste la ventana por si venía ella
ese día te tranquilizó     tocó tu cara y la volvió niña      así te veo siempre

Después supe de vos por ellas    las que cebaban nuestros mates
te despidieron chiquita de piel con un dolor inútil
te dije que chau, hasta pronto   sin lágrima desde el sillón de terciopelo
y apoyé la cabeza en el hueco que conservaba todavía tu forma.


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