Cacho





Tienes plantas y pájaros salvajes

somnolientas mujeres en corpiño

trenzándose los dedos

quietas balsas para cruzar el río;

cangrejales devoradores de hombres

y animales. 

Silvina Ocampo - Enumeración de la Patria





Sos un cacho de hombre, un cacho de voz ronca y
ahumada. Cara de tramposo y ojos de atorrante,
el pañuelo blanco y el pelo siempre petróleo con gomina
para atrás. Eternamente en fuga, con Susana en el baúl
y mil amantes secretas guardadas en el reverso de
tus ojos café la humedad. Las cuatro estrellas tatuadas tu diestra,
manyan que sos el rey de la bailanta y el malevo con más facha del arrabal.
Ladrón de mujeres ajenas, Cacho, la única justicia está en tus letras.
El resto de tu vida fue poner el cuerpo, mancharse y
jugarselá.

Me pregunto por cuál de todas esas putas costumbres
y vicios hoy estás en mi texto y en algunos huecos de mi nostalgia.
Cacho, el último poeta lunfardo, anfibio que nada entre la milonga
y el carnaval, siempre listo para el amor más fiero.

Recuerdo clara esa noche de enero; ví como después del show
te le fuiste al humo a la morena de la fila tres. Eras un galán
de Hollywood bajando la escalera, aún bajo el escenario guardás
la mirada felina, porte de cazador de besos,
y ese perfume a reo seductor.

Le hablaste con el idioma del matador, tu tan irresistible parla. La
morena te miraba como a un dios. Es que cacho, tu chamullo tiene
plantas y pájaros; tu levante es salvaje. Recuerdo que le susurraste
algo de que sus labios eran el paraíso…

Yo imagino tu paraíso, Cacho de Bueno Aires:
tu edén son un millar de somñolientas mujeres
en corpiño, trenzándose los dedos con pañuelos blancos
(como los que usas), pidiéndote a gritos
un tema, el tema, tu mejor tema. Y vos, hábil traficante
de ilusiones, maquinás a la velocidad de los cangrejales devoradores
en los que pescabas de pibe. Maquinás Cacho, una manera
de enamorarlas a todas y salir airoso, siempre por las dudas
con “la tibieza del perdón en las manos”.

Ellas ciegas de pasión, esperan quietas como balsas por cruzar el río:
una caricia musical, un beso grave, un beso agudo. Ya te saben
tramposo y atorrante; y aceptan que les prometas a todas lo mismo.
Si al final de la historia, es como dice tu letra: para vivir basta con
tener un gran amor.

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