Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

jueves

clásico uruguayo

De golpe, el patio se llenó de humo, olor a leña.
Es el mediodía de un domingo cualquiera.

En la casa de al lado
pusieron un cassette de murga
y dos hombres discuten la formación
de Nacional y Peñarol,
mientras un nene hace picar
una pelota contra la medianera.

Lucas, desde la cocina, me hace señas
si quiero mate y yo le muestro
el Cerrito, ofreciéndole fumar.

Es esta paz que me cautiva
de Montevideo, la calma
que se hace notar
invisible
como sin querer.

tutta

Comés choclo en un puesto
de calle, le hincás
el diente; y el exceso
de rouge queda
en los grano brillantes
por la manteca; devorás
como una fiera enjaulada
en laycra animal print.

Este choclo es un tiempo
para vos, que vendés el resto
a ellos sobre el colchón. Ahí
hay otro hambre y el volumen
de tus caderas los confunde;
esconde tu amor cada vez
más chico, tamaño maíz
que noche a noche, se desgrana
y queda desnudo; puro hueso.
Y esto es irreversible.


martes

Lo impuro en Parque Rodó

 
 
Esto es una resaca
                                  de los que nos pasó.
Alguien grafiteó la pared de nuestro encuentro
                                                   la rayó, es puro entrevero de sentido
Huellitas en frascos, palabras en latas de conserva.
Yo una mujer descuartizada.
Vos el hombre de la barba hasta los ojos,
                                                                         de las mil caras.
esta es una resaca de máscaras: un sueño quebrado
por darse con galletitas y escaviar alcohol etílico.
Los peces con los anzuelos en ronda, así la mesa del bar de Ciudad Vieja,
y viejos son esos patrones de conducta que detecto; viejos
y carcelarios
                     como tus ojos opacos.
La cama está llena de sombras de colores
y yo tengo la tetas de mamá
por arrancarte de la cama   
                                    casi me descuerpo. No sos uno
de los buenos muchachos; En mi sueño
no estaba prevista la sinfonía de ruidos de tu panza.
La diferencia es que vos no soñás porque vivís dormido.
Así este cuadro.
Soportar la ausencia
                                 de comodidad
                                                    eso es la resaca; caminar
por la rambla de un recuerdo,
                                                     la resistencia.


martes

gurí




Antes de que se fuera para siempre, su madre, desde la puerta, sosteniendo un helado de palito, que chorreaba, frutilla líquida, le dijo: Un buen amor vive en estado de necesidad.

Los gurises de la plaza de Lavalleja comentaban que estaba engualichado por una noviecita. Su abuela le dio un beso en la frente y le hizo la señal de la cruz.

A fines de junio, le fueron incautados varios objetos:
tres garrafas de tres kilos, un farol, un cargador
de celular, varias prendas de vestir y ropa
de cama, a pesar de que nadie
los había denunciado.

Serían ofrendas para el 2 de febrero, el día de Ienmanjá.

La noche del robo fue a la playa a mirar el eclipse y rezarle a la Donha Janaína. Cuando la Tierra se estacionara entre el Sol y la luna, pasaría de color hueso a color sangre.

La chica del tiempo lo había anunciado: las fases iniciales –penumbral  y parcial- de la luna roja, asomarían a las 6.15 am en Montevideo, horario de verano, y 5.15 am, en Buenos Aires. Europa no vería nada porque en sus coordenadas se genera un cono de sombra. Esto lo puso contento y encendió una tuca diminuta que guardaba en el bolsillo de la camisa. Las estrellas estaban que explotaban.

Sentado en un médano, con mucha oscuridad abrazándolo, recordó la frase de Mateo: la música es Alquimia. Y sus manos comenzaron a buscar en sus muslos un ritmo, como un rezo, pequeños golpecitos sincronizados, rasteaban a un ritmo que se bailara, chocando sus palma con la piel fría, compuso un ritmo
como un rezo que se bailara en la luna.

La separación es todo lo que se necesita para conocer el infierno, había escuchado decir a unos viejos en la esquina de Paullier y Castro Barro. La luna fracturada y rojiza le hizo pensar en ese infierno.

Después bostezó con frío y el viento le arrimó una hoja de diario para taparse. No leyó por falta de luz,
pero el titular decía:

Peruanas matan a abuelos
de amor. 

sábado

una historia


Una vez pienso:

dentro de esta ciudad sé que late alguien
que dio besos intransferibles

lo busco, lo encuentro, lo pierdo

con ritmo de rinoceronte, lo sigo buscando

algunas veces, digo: 'ay, ya casi lo palpo' 

el diario no habla de él, 
no dice que sabe de abrazar, de mesclar la piel.

tomo café en el balcón, son las 7
fumo

guardo las bufandas de colores en la baulera

cobró y pierdo el monedero, odio la plata

para resumir:
hubo dos años largos en el medio, 
en los que estuvimos en transito hacia el primer abrazo

murió mi jardín 
nació mi jardín 
muchas veces

Hasta que nos subimos al taxi, la tintorería de Yufán, 
y 'nunca se apagó el saumerio del living'.

ya estamos juntos.



miércoles

hober y loly

Por azar, me topé con este videíto casero en youtube. Los sujetos que hacen música en él son bien conocidos. Hober y Loly, dos personajes entrañables de mi verano en Rocha. El primero, es la boina apenas caída, la mirada tímida y una voz acaramelada y mansa como un cambio de marea. Tiene tintes drexlerianos fusionados con el susurro anónimo que se oye al fondo de un toque de candombe. El segundo, el Loly, tiene fuego en las manos y los ojos más llenos de furia que ví en mi vida. Yo estaba ahí, la noche en que sus uñas de acrílico -las naturales hacía rato se habían muerto de tanto darle a las cuerdas en los metros de barcelona- se estallaron en pleno show. No hay poesía en eso. El tipo tocaba con todo el cuerpo, hasta las últimas consecuencia... Ambos son oriundos del Chuy y se habían venido para Punta del Diablo a inundar la aldea de música. Ese era su estribillo en eterno bis: como hombres fieles al mar, todos los días salían a la pesca de oídos. Pasaditas las ocho, cuando el cielo se teñía de unos rojos violáceos que daban calambre, apuraban los últimos mates y levantaban vuelo. Tengo la imagen nítida de cuando se perdían por las callecitas de tierra camino al centro. Dos cuerpos con las guitarras tatuadas al hombro, siempre en fuga en busca de un buen sitio donde hacer ruido...
Tiempo después, descubrí que a Hober se lo puede escuchar por acá; y al Loly, intuyo, que en una calle perdida por algún rincón del mundo. Anticipo que en este video viene con los comentarios de quienes los filmaron de yapa. No sé quienes son. Sí, todo es muy naturalista... como estos dos locos, que no sabían de pose, sino que eran puro arte y espontaneidad.


martes

ducha

1.
Al ducharme bajan
por entre los diminutos
pelos de mi cuerpo
infinitas mujeres
veo deslizarse corriente
abajo sus pensamientos,
sus deseos hechos
burbujas. Me los enjuago.


2.
Por mi ducha caen
también las lagrimas 
y el sudor
de mis vecinos de arriba
Lo mío se suma a eso y sigue bajando. 
Esa es la verdadera reunión de
consorcio.

puntos de vista

El fumar en el hogar daña a los niños y voce está aquí,
dos carteles delante de su cara y usted pura indiferencia. 

Sin embargo, el joven que miró durante toda su estadía en el Lido
Mediterrané cuatro estrellas ya se fue. Recién partió. 
A él sí una atención infinita
mente inútil; pues no cruzaron ni una sola palabra. Solo
hicieron sapito
en la orilla, una tarde, 
en silencio. El agua apenas por
arriba de la cintura y los ojos clavados en el horizonte,
llenos de pudor. Si se miraron de reojo en algún momento,
                                                                                        será  eterno
misterio. Porque acaso, 
¿no son eso las vacaciones?

                                          ¿un engordar de placeres y desencuentros? 

roadmovie

Era lo suficientemente tarde para improvisar maniobras
marcha atrás o buscar algún tipo de motel mental.
Tampoco estábamos de ánimo para frenar con cautela
 a la vera de la ruta y consultar un mapa hecho migas.
Soñolientos, queríamos llegar al centro del universo.
 ¿Era tan difícil? Deseábamos quemar la minivan frente
al verdadero ministerio del amor. Así y todo, nos entregamos
a la humedad oscura del túnel, la luz al final como única
salvación, como norte. Acaso hubiésemos preguntado
 a un nativo lunar, a un cara de gato, pero no. El precipio de la duda
era lindo en demasía y las decisiones tembleque en cada bifurcación
nos iban tallando con ternura. Nada de parquear la conciencia,
 atrás quedaban los huéspedes de la pena culposa.
Con sombrilla cerrada en el capó y un buen set de pelota inflable
 y paletas, ni los saltamontes galácticos, ni la lluvia de oro peruano
 podría contra nosotros. Somos un tipo y una tipa común, dijiste.
Tipos comunes que queremos acercarnos al coso de los dioses,
al templo de los cositos, dije silbando bajito. Mientras, en la estación
de servicio que habíamos pasado hace apenas tanto, una maestra
y dos carniceros discutían sobre las guerra veganas y la trilogía del brócolí,
 escrito con doble acento. Ya nada, ya todo. Nadie nos avisó
la cantidad de lavandina necesaria para vaciar de gérmenes un corazón.
No importa, pensamos telepaticamente en silencio. Tampoco fue necesario
 sacarse a Shakira de la asotea o baldear la lengua de tanta canción romántica
de radio. Ahora nos quedaría aguantar un tiempo, algo parecido
a recibir mil inyecciones de nada o estar echado por horas en el sillón del living

un domingo feriado, hasta que sea lunes.