Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

jueves

Últimas juntadas creativas en el Árbol


Mientras paso los dibujos y los poesías a la compu suena de fondo La complicidad de Cultura Profética en la voz de las Perotá Chingó. Y de repente, en una suerte de pequeña revelación mágica, me doy cuenta que la letra dice mucho de lo que pasa en las juntadas antidomingueras.



"Soy la nueva alternativa contra contaminación Y tu eres la energía que me carga Soy una arboleda que da sombra a tu casa Un viento suave que te soba la cara De todes tus sueños, negra, soy la manifestación Tu eres esa libertad soñada"


Yendo y viniendo por las redes sociales, cada vez me convenzo más de que éste bulincito es el mejor lugar para compartir lo que hacemos los domingos. El blog tiene un calor parecido al que regalan las velitas en las mesas de La Casa del Árbol. También tiene ese espíritu frankestinesco que se respira en nuestros encuentros: hay de todo, en todas las formas y combinaciones, somos una creación monstruosa. Quizás, sea porque esa es la verdadera forma de la expresión: la no forma. Expresión artística, expresión creativa, qué importa. Expresión humana, eso es, al fin y al cabo.


"Soy la serenidad que lleva a la meditación Y tu eres ese tan sagrado mantra Soy ese juguito e' parcha que te baja la presión y siempre que te sube tu me llamas Ya tira la sábana sal de la cama vamos a conquistar toda la casa De todo lo que tu acostumbras soy contradicción Creo que eso es lo que a ti te llama." 

El lunes a la mañana, abro los ojos y se me vienen, en catarata, imágenes de instantes hermosos del domingo. Una mano trazando una línea que sigue la línea que trazó otra mano. Una forma, una intensión que complementa otra. Voces, ritmos, una cuerda que suena y otra que le contesta. Un par de ojos buceando palabras en un libro, mirando como quién no quiere la cosa y ¡sorpresa! había una frase esperándote, las cejas suben, te mordés los labios, agarrás una birome y empezás a escribir, como vomitando, tu cabeza es un caleidoscopio y sos feliz un ratito, gratis y a escondidas del mundo...


"La complicidad es tanta que nuestras vibraciones se complementan lo que tienes me hace falta y lo que tengo te hace ser más completa La afinidad es tanta miro a tus ojos y ya se lo que piensas te quiero por que eres tantas cositas bellas que me hacen creer que soy." 

 A veces, pienso que cuando ya "sea grande", quiero seguir viviendo así los domingos. Dándole espacio al juego, a la charla, a la creación. Tal vez, la juntada creativa sea en el living de mi casa, con mis hijos, mi marido, los perros, los abuelos y los amigos. Qué lindo va ser contarle a mis hijos de esto. Y sin irme tan lejos, qué bueno va a estar encontrarme todos estos dibujos y escritos en un par de años... Creo que esta es la mejor manera de artesanear el alma.

Acá, lo que se hizo en las últimas juntadas...


Al mediodía, el nene se va. Cuando lo encontramos, su muerte lo protegió. En el patio al costado de mi cuarto, un grillo molesto suaviza su alarido. Esos chicos son el club que alguna vez tuvo su sede acá. El sol sube con chifle de pájaros, y vos adivinando eso tan lindo...
El verdadero fracaso es que vos no te arrancaste un pedazo de tripa propio para ofrecérmelo.... 


Esa, la madre que tiene
las manos frías,
que corta la luz con los
cuchillos de su estar,
trae cosas caliente
cerca del rincón de mí,
sus sombras redondas,
sus eternos 'te quiero'.


Definiendo nociones e ideas / motivos y convenciones
la tiza recorre círculos prefijados / o da vueltas
tratando de fijar nombres
y fechas / da más vueltas
se vuelve una niebla mágica
que queda flotando sobre
el aula / en el interior
del edificio.  

(poema hecho con fragmentos del libro Devoción por el Azar de Fabián O. Iriarte)


Raíz negra
De raíces arrancadas
prodigando el velamen

Raíces negrecidas
por la hiel del tallo

Pábulo para gusanos
rogándole al viento

Raíces adventicias
que no alcanzan la espera





Mejor hablemos de las personas.
Escucho vestigios de un pronóstico resevado,
                   clima enrarecido para manejar.
Barco errante que no quiere fronteras.
Crítica implacable a los detalles ocultos.
El Delta en descontrol,
                            el agua del río bastarda.
Falta un plan, ciudadano del mundo.
La metafísica peste tuvo
        una cita emocional.






En dónde estamos, en dónde nacimos, en dónde nuestra energía se convierte en placebo.
Por qué nos movemos, por qué nos externalizamos, por qué la magia se duerme en tus manos.
No hay saber más terrible que el que te impide dormir.
No hay una manera, existís raiz
pero importa si lo que hacemos
nos hace sufrir.
Hay locura y hay compasión,
hay cosas confusas que nos dan emoción
pero no hay nada que nos deje tanto como una canción,
que hable de mí o que hable de vos.
No importa si existo, si veo el hoy
No hay vivir en tu conciencia que signifique mejor,
no hay promesas que te digan quien sos.  



Versión I
Alguien más – Alguien menos
Café – Alguien más – un viajero
la belleza – un viajero
y el mar – uno
de vivir – entre tantos – entre tantos
deslizante – deslizante – deslizante
la sonrisa – la sonrisa – la sonrisa
pero en sus ojos – sus ojos – sus ojos
la sonrisa – tienen agua – tienen sol
La fe – y el sol – y su rostro – tienen mar
y su rostro – sin parar – sin parar
Alguien más – sin parar – sin parar
Un viajero – pero en sus ojos – pero en sus ojos
Aún – en el camino – aún – aún
la sonrisa – la sonrisa
la fé – la fé
la belleza – la belleza
y el amor – y el amor
de vivir – de vivir

Versión II
Un hombre, un viejo,
un niño,
un desconocido.
Alguien más,
un viajero,
uno entre tantos
siguiendo
a otros tantos
aún en el camino
descansando
sin parar
con pelo blanco ya
y su rostro
desdibujándose
deslizándose
pero en sus ojos
aún
la sonrisa
la fe
la belleza
y el amor
de vivir.



Sin ropa se nace, se brota, desnudo se llega.
Como un miedo a nadie: a abrazarse con los propios brazos.
Una mano toda palma
La caricia callada.
Yo hago volar las aves,
cuando corro.
                        ¿Cómo te llamás ahora que pasó la tormenta?



Todo es posible / imposible es saber / lo que no es posible.



Tarde y sucio volvía a su casa / abrió la puerta y encontró un papel.



Ventarrón hiriente,
compás alborotado
a cada tiempo tu escape.

Agitado como el fuego
de la vela que miro
pero sereno como la cera.


En vela / vela en
Vé / en la
Vela / en
en la Ve
La en ve



Papel de 1 x 1, 50 pinchado en el piso y pintado por muchas manos anónimas

mural colectivo pintado con acuarelas, pasteles, marcadores y tinta china




¡Collage!

¡Collage!






sábado

La invención de...


Palabras diarias


últimamente encontré comodidad en este nueva forma de "escribir", artesaneando con palabras de otros, uniendo con los ojos, sin unir del todo. Hay algo de azar, hay mucho de mi intensión y juego... y siempre es lindo toparse con nuevos recortes. Estas son tres barajas que salieron en distintos momentos. Agradezco a los primeros autores de estas palabras. De alguna manera, se confirma que mi pasión tiene algo de periodismo y poesía mezclados, hechos uno...





Mejor hablemos de las personas,
escucho vestigios de un pronóstico reservado.
El clima está enrarecido para manejar y
el barco errante no quiere fronteras.
Crítica implacable al análisis de los detalles ocultos.
El Delta en descontrol, el agua del río
bastarda.
¡Falta un plan, ciudadano del mundo!
La metafísica peste tuvo una cita emocional...



Entre la ciencia atrasada, la justicia bastarda, 
la geopolítica y otro chupetines,
divas del poder no autoritario,
mentime, sociedad.
Es preciso naufragar
libros de allá.
Cantar fantástica victoria
más fuerte, sería un accidente. 



Juego Allanado

Con menos de un espíritu,
crece la locomotora
pasada de moda y corren la inundaciones
-masacre por goteo-,
la cantidad de belleza es monstruosa
e independiente.

Aquellos atendidos como ganado
pierden todo: la pasión de súperman,
la justicia del yacaré. Rehenes de forcejeos
bonaerenses, sin ir más.

Si no acuerdan para el cine,
el hombre, otro día un joven idealista
underground,
comienza el largo camino del indulto.

Octubre vuelve momentos
esos objetos de los que aún
se lamenta la bruma.

Indispensable animarse mucho
a sus hijos para asegurar el respeto
que falta hoy, el doloroso
respeto de acero que queremos tanto
y su legitimidad aurinegra.
Una noticia alentadora, impulso para
el fin de la epidemia de reclamos:
de la mano de este regreso, vuelve
el más amplio amor.

martes

Asado

En nuestros ojos
la carne se desangra con ceniza,
el cuerpo se descompone
y se vuelve asado.

Hagamos fuego y humo 
del tiempo, decís.

Este ritual pagano
nos vuelve, 
puro instinto.

lunes

Salir con el chico que lee

por Manuela Zárate

Esto lo escribí en respuesta al artículo Salir con la chica que lee / salir con la chica que no lee.

Quedaste con él a las nueve de las noche. Se apareció a las 10:15 y tú estabas decidida a recibirlo en pijama con un reproche que no se le iba a olvidar nunca más, porque a ti nadie te hace esperar. Pero algo en el SMS que él te envió te hizo cambiar de opinión, te ablandó. Te vino a buscar. Se bajó, y algo en su forma de moverse, de abrirte la puerta, la frase que soltó para pedirte perdón, incluso antes que tú pudieras emitir cualquier sonido, logró que te montaras en el carro sonriendo como el gato Cheshire. Si ese es tu caso no cabe duda. Estás saliendo con un chico que lee.

El chico que lee habla como en olas. Todas sus frases oscilan y están bien construidas, te confunde, te dice cosas que te hacen jurar que lo tienes donde lo quieres, que está perdidamente enamorado de ti, pero cuando te pones a analizar lo que te ha dicho te das cuenta que no ha dicho nada.

El chico que lee sabe que a las mujeres nos encanta sentir que nos hacemos las duras, pero que al mismo tiempo tenemos un lado masoquista que nos domina, que nos arrastra hacia lo que nos hace daño. Ese lado que espera, que sufre, que mira el teléfono cada cinco minutos, que brinca cuando suena el timbre, que se aplica cera caliente por el cuerpo y arranca aguantando el dolor físico a cambio de un placer prometido para más tarde.

El chico que lee sabe que nuestro instinto es sacrificarnos.

El chico que lee te hace sentir que tienes que estudiar para estar con él, para competirle, para estar a su altura. No importa si lees o no, el chico que lee siempre te hace dudar de tu calibre cultural. Y lo hace porque entiende perfectamente que la mujer es competitiva por naturaleza.

El chico que lee es Quijotesco, te dice que a todos los hombres les gusta algo de competencia, batirse por su dama, sólo que hoy en día no lo hacen con lanzas y caballos y toda esa parafernalia, sino que lo hacen en discotecas a empujones que no siempre terminan bien, y en el que tu adorado chico que lee termina molesto con una sola persona. Contigo.

El chico que lee te describe a la mujer de sus sueños de forma etérea, en condicionales, te habla de que quiere una compañera. Jamás te habla de esposa, ni mucho menos de hijos o de planes concretos. El chico que lee sabe que su éxito depende de que te imagines que vas a ser ella.

El chico que lee sabe que a la mujer le gusta que le hagan sentirse inteligente y valiosa, especial. El chico que lee sabe suficiente de Emma Bovary como para entender que las mujeres vivimos los textos que leemos, sobre todo los cuentos de hadas, y juega con eso.

El chico que lee no tiene que aplicar su inteligencia desarrollada para envolverte, lo hace inconscientemente. Te siembra frases y hasta escenas por todos lados. Te manda mensajes que prácticamente quieres guardar en un cuaderno, y lo hace en el momento justo. El chico te lee te llama cuando ya estabas a punto de declarar que había desaparecido, te despierta de madrugada para decirte que está pensando en ti. Aunque seas una más de tantas en su vida el chico que lee te hace sentir única. Te hace sentir un personaje de novela.
Los finales con el chico que lee siempre son dramáticos. Siempre hay una lágrima, siempre una expresión de dolor. El chico que lee te hace sentir que realmente le duele separarse de ti, aunque ya no soporte la cadencia de tu respiración, aunque quiera escribirle una carta a la casa que produce tu perfume para que lo saquen del mercado y no tener que respirar tu esencia más nunca. El chico que lee sabe de finales dolorosos. Al chico que lee hay que conquistarlo, porque el chico que lee no se deja conquistar.

El chico que lee es peligroso. Te va a mandar al foso de la depresión sin que te des cuenta.

El chico que lee no es fácil. Cuesta mucho pelear con él, siempre tiene un argumento, una forma de escabullirse cuando quieres reclamarle algo, o de convencerte de que no tienes la razón, o incluso es capaz de dártela, sólo para que entonces te veas en la encrucijada de que lo magnánimo es perdonarlo. El chico que lee no se equivoca.

Salvo cuando pasa algo…cuando se consigue a una chica que lee. Supernova. Cuando dos que leen que se encuentran, ahí puede pasar cualquier cosa.

Qué bueno sería...


sábado

Este instante

Eso es el arte. Estar sola
en el balcón, un sabado a la noche.
Terminar de ver una película israelí
y no entender mucho, pero sentir
que algo se movió adentro
y salir a fumar en la oscuridad,
prender una vela y que el viento
luche por apagarla. La perra,
sobre el sillón asustada.
Sentir el miedo animal
los ojitos que te miran y no entienden,
y estar con más miedo
que ella. El celular vacío
de mensajes, igual que el alma.
En el más absoluto silencio,
oír la calle con la bosina y la moto
que se va
y sentir que algo también
se aleja adentro,
la perra se sacude
y no me animo a sentarme
porque el cuerpo no me deja.
Y fumar sabiendo que se consume algo:
la película que ya se fue,
el día que ya se fue,
este instante.
Sentirme así, conmovida,
en otro lugar,
en un balcón en Italia o en Miami
el cigarrillo tiene otro sabor
sentir un calor tropical
desconocer mi calle
y los techos de los edificio
que veo siempre.
Buscar la mirada del vecino
que fuma enfrente
sentirme así,
necesitada de ojos.
Eso es el arte, el encuentro
con un yo que se va
con una soledad que no se oye
y se siente
muda
patética
masticable,
como el caramelo que ya tragué
y ahora el gusto es amargo.
India me sigue mirando y
tirita de frío
y no soy capaz de abrigarla,
de abrigarme.
Entrar,
entrar y ver el perfil de facebook
sin notificaciones
y sentirme más sola aún
como si de eso se tratara
la compañía.
Vos estás muy lejos
a diez horas de acá
y leo tu último mensaje
y lo borro.
Eso es el arte.
Leer "buen día, lindo" en una fotocopia
escrito con mi letra
que nunca viste, que fotografié
y te mandé por mail.
Eso es el arte: algo que mostramos
en una foto,
una reproducción
que solo nuestros ojos ven en la realidad.
Eso que hace latir el bicho
que tenemos dentro,
el monstruo
y oir la casa vacía
y estar a solas con esos ruidos.
Querer apagarlos,
querer apagar la luz y dejar la vela
que el viento juega a callar.
Tener miedo
de la no luz.
Eso es el arte,
tener miedo de estar a solas
con la soledad de uno mismo.