Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

sábado

Este instante

Eso es el arte. Estar sola
en el balcón, un sabado a la noche.
Terminar de ver una película israelí
y no entender mucho, pero sentir
que algo se movió adentro
y salir a fumar en la oscuridad,
prender una vela y que el viento
luche por apagarla. La perra,
sobre el sillón asustada.
Sentir el miedo animal
los ojitos que te miran y no entienden,
y estar con más miedo
que ella. El celular vacío
de mensajes, igual que el alma.
En el más absoluto silencio,
oír la calle con la bosina y la moto
que se va
y sentir que algo también
se aleja adentro,
la perra se sacude
y no me animo a sentarme
porque el cuerpo no me deja.
Y fumar sabiendo que se consume algo:
la película que ya se fue,
el día que ya se fue,
este instante.
Sentirme así, conmovida,
en otro lugar,
en un balcón en Italia o en Miami
el cigarrillo tiene otro sabor
sentir un calor tropical
desconocer mi calle
y los techos de los edificio
que veo siempre.
Buscar la mirada del vecino
que fuma enfrente
sentirme así,
necesitada de ojos.
Eso es el arte, el encuentro
con un yo que se va
con una soledad que no se oye
y se siente
muda
patética
masticable,
como el caramelo que ya tragué
y ahora el gusto es amargo.
India me sigue mirando y
tirita de frío
y no soy capaz de abrigarla,
de abrigarme.
Entrar,
entrar y ver el perfil de facebook
sin notificaciones
y sentirme más sola aún
como si de eso se tratara
la compañía.
Vos estás muy lejos
a diez horas de acá
y leo tu último mensaje
y lo borro.
Eso es el arte.
Leer "buen día, lindo" en una fotocopia
escrito con mi letra
que nunca viste, que fotografié
y te mandé por mail.
Eso es el arte: algo que mostramos
en una foto,
una reproducción
que solo nuestros ojos ven en la realidad.
Eso que hace latir el bicho
que tenemos dentro,
el monstruo
y oir la casa vacía
y estar a solas con esos ruidos.
Querer apagarlos,
querer apagar la luz y dejar la vela
que el viento juega a callar.
Tener miedo
de la no luz.
Eso es el arte,
tener miedo de estar a solas
con la soledad de uno mismo.

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