Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

miércoles

Gracias, Ray.


Murió Ray Bradbury, qué frío. La gente se muere, pasa. Pero cuando se muere la gente que leo y seguido, me agarra un escalofrío espantoso. Lo siento mucho más cercano el asunto, huelo la parca. Upá, quizás lo último es too much. La cuestión es que me dolió lo de Ray. Leer Crónicas Marcianas para mí fue a-l-u-c-i-n-a-n-t-e. Me partió la cabeza en dos, mucho más que un cuento de Borges. Sí, me la re banco. Ya de por sí me apasiona el género crónica, y si le agregamos lo marciano: PLÍN CAJA, diría mi primito, es buenísimo.

Cuando las leí pensé mucho en lo "marciano". Lo marciano como lo que está del otro lado. El enemigo, quizás, Marte es el dios de la guerra para los romanos. Una de las crónicas que más me gusta pinta al marciano como un ser que toma la forma del deseo de los hombres que lo ven. El marcianito al final de la historia corre y va mutando en distintas personas: hijos perdidos, una esposa que había abandonado a su esposo, una hermana que se había suicidado, padres muertos. El marciano como idea, como una expresión de locura, como eso que nos ganó la vida y tanto deseamos recuperar, como un botín imaginario...

En otra, el padre de una familia aparentemente común le habla a sus hijos de una familia marciana, pero al final  de la crónica se devela que el padre y la familia son marcianos y hablan de una familia terrícola. ¿Quién es quién? ¿Nosotros somos marcianos para ellos o viceversa? Quizás marciano no es un sustantivo, sino un adjetivo. No somos nosotros o ellos. Ambos somos para ambos. Me gusta pensarlo así.  Y cuando digo ellos no me imagino al muñequito de Mars Attack (aunque admito que me gusta mucho esa película), marciano me lleva a eso que veo lejano. Puede ser alguien, puedo ser yo misma, ¿por qué no? Todo lo que siento desconocido, potencialmente "peligroso", enigmático.

Creo que todos los días tienen algo de marciano. Incluso, algunas personas son "de otro planeta"... Se ve, sobretodo, en sus miradas, en algunos detalles ínfimos. No tienen que ser verde, ni asquerosos. Puede ser una expresión de deseo muy profundo que nos asuste, que no reconozcamos como propia. Hay imágenes marcianas, esas que nos teletransportan a otros lugares, nos llevan como un ovni. En fin, qué bueno poder ser cronista de ese tipo de historias! Creo que de eso se trata escribir: de saber ver lo marciano. Eso que está en guerra con la normalidad.

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