Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

lunes

No-mujer

Soy una no-mujer y busco no-cosas.
No es insatisfacción, es incompletud.
Vivo entre secretos y cajones que se cierran sin hacer ruido.
Se me agudizó el oído, escucho a través de las paredes, de las puertas cerradas con trabas que solo yo puedo abrir.
Afuera hay bichos y murciélagos, de vez en cuando prendo la luz.
Mi saliva tiene altas dósis de adrenalina, lo degusta mi lengua mansa.
Tengo torrentes de sangre que cabalgan un ritmo irregular, hacen ruidos disonantes, van y vienen con violencia.
Palpitaciones. Mis corazonadas se oyen ajenas. Las oigo como el goteo de una canilla que pierde lejos y nunca va a cerrar.
La noche es un pueblo fantasma y lo recorro sin prisa, pero muerta -de miedo. Mis ojos son pies que pisan lento el barro mojado y sucio de caminos familiales.
A veces, solo a a veces, me doy cuenta que mi cuerpo está lleno de cascaritas. Y yo arranco esos pequeños cadáveres de piel y los mastico en secreto.
El tiempo es una cinta transportadora sin boton para frenar. Parada a un lado, miro como se me van personas, se me van palabras, se me van momentos. Nada puedo hacer para retenerlos, soy un colador de las cosas con sustancia. Efímeras las miradas dejan huellas en mis ojos, pero son solo rastros. Los cuerpos me traspasan como espíritus.
Soy una no-mujer y busco a un no-hombre.
No puedo evitarlo. Desde Afuera, parece una sed de no-caricias. No es tan así, aunque mi piel se volvió árida, áspera. Se curtió con indiferencia, lejanía y silencio. Las distancias hace tiempo se volvieron carcomedoras, mas soportables. Y juego con la calma y la locura como con dos plastilinas de distinto color. Solo me molesta el estar en fuga de los que me rodean. La incapacidad de quietud. Todas estas cosas parecen trágicas, lastimosas pero convivo con ellas armoniosamente.
Callejeo la ciudad, busco con vehemencia los huecos que deja la gente completa. Integra.
Encuentro refugio en la tangente de las formas. En las líneas gestálticas, esas que parecen cerrar.
Sé que mi destino no es ser una si-mujer, una hembra ejemplar, completa. Pero quizás, anhelo ser una
casi-mina, una tipa en construcción, una criatura con fuerza que evoluciona sin llegar nunca a ser el producto final. No quiero ser luminosa. Habitar los matices, ir de la luz a la sombra, bañarse en agua y barro es una manera de nutrirse de vida, de humanidad.
No mendigo una mente brillante, abrazo con cariño mis opacidades. No quiero una sociabilidad perfecta, eligo mis tintes ermitaños. Este enjambre de pasión y deseo está bueno cuando lo domesticás un poco.
Tal vez, la cosa tiene que rodar más cómoda. Hay un par de decisiones que más vale tomar de un trago y sin respirar. Otras estan hechas para ser rumiadas en paz. Lo que sí, la cosa va de que hay que hacer.
Mover fichas, apostar. Creer, achinar los ojos, apretar las muelas, esperar. Festejar o putear. Pensar y no pensar, porque sé que la razón no es el mejor hilo para zurcir mi cicatriz.

1 comentario:

  1. Me encanta lo que escribiste del colectivo. Me siento muy identificada

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