Frescura

Frescura
Pero el ruido del mar no se comprende, / se desploma continuamente, insiste / una y otra vez, con un cansancio / con una voz borrosa y desganada.... [Circe Maia, 1932]

martes

Alguito de Elder Silva: un loco lindísimo!


Aguas benditas

los dos bajo la ducha:
tu mano moviendo los grifo amarillos
(equivocados)
el tránsito del agua por lo lugares recien amados
de tu cuerpo,
Senos altos bajo la cascada,
la lluvia del pelo en el entorno de los hombros,
las manos comerciando con tu vientre,
con los movimientos pretorianos de tu boca desnuda.
El niágara habitual en casa del poeta solo,
a donde llegabas, te mojabas
Ibas y venías
siempre intacta.

(Olímpica en el corredor de los departamentos.)

El niágara habitual bajo el cual el mundo desaparecía.
al menos, el de las malas ideas
el de borrascosas tardes.


Welcome nena

(para Malí)
Celebramos con vodka tu regreso de las tierras
que fueron del dominio de Lenin:
26.000 kms sobre el Atlántico.
Escalas en Budapest, Cabo Verde, Bahía
y finalmente Buenos Aires.
Bien atendida por las azafatas de Aeroflot,
perdida en las autopistas porteñas, viendo
lo que había que ver, te hundiste
en el desastre de mis brazos
                               -40 noches con sus días-
donde no te esperaba precisamente la paz.

Has engordado un poco, tu pelo está más largo
y las oleadas del Mar Negro te han marcado la piel.

Sin embargo, ni las reuniones políticas,
las charlas en el Komsomol, ni acaso tus
desprevenidas caminatas por avenidas moscovitas
quitaron de tus ojos esa larga impaciencia
por la vida nueva.

                        Y me dice tu boca
tu aspecto de doble agente es menos fugaz.

Zoom

(para Malí)
Estás en la cocina abriendo una lata de arvejas:
de espaldas, los jeans ajustados son fácil tentación
para mis ojos de animal aturdido.
Entro y siento ganas de besarte en el cuello descubierto,
levantar tu blusa y tomarte por los pechos
casi dulcemente.
Pero el abrelatas avanzando por el círculo filoso
detiene mis impulsos venales. Es decir, tus dedos rojos
apretando el abrelatas en el borde del tarro,
cambian calles pasos veredas omnibuses
por ese pequeño y maquinal movimiento
que vos ejecutás con cierta devoción y encanto.
Al fin cierras el círculo
y como fulminada,
la tapa cae sobre los azulejos de la mesa.
Meto la mano en el tarro y te doy una arvejita
en la boca.
Y te toco los dientes con la lengua
en un poema con final feliz.


Muchacha en un ómnibus

Te acomodás el pelo y mirás,
 mirás por la
ventanilla como distraída.
O como si buscaras un número entre los
números de las placas que pasan fugazmente.
Y te sonreís apenas con un hálito de agua,
cuando los semáforos cambian del rojo
al verde, y el ómnibus prosigue.
O cuando el amarillo parece perpetuarse,
pero no.
Y yo, como un delincuente, espío en tu nuca
moviéndose
 y moviéndose en el otro asiento,
cuando inclinás la cabeza sobre la libreta de notas
 (donde seguro no hay una sola línea escrita).
Y sé bien que todo lo hacés porque
sabés que estoy mirándote
y que estoy aguardando el mínimo descuido tuyo,
o el descuido de tu cuerpo o tus palabras.


*Nació en 1955 en Lavalleja, Salto, Uruguay. Es poeta, periodista, maestro y gestor cultural.

*Lo dos primeros poemas son de La frontera será como un tenue campo de manzanilla editado por Eloisa Cartonera (2010), y los dos últimos los encontré chusmiando la Web.

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